viernes, 14 de mayo de 2010

Kradniar el licántropo.

Por: Rubén Ortiz.


Recuerdo aquel día en el que mis pesadillas eran cada vez mas comunes, la gente moría despedazada, asustada, suplicante, yo solo era la cámara de aquel infame homicida, que me torturaba con aquellas visiones de su despiadado oficio. Sin mas ni mas despertaba otra vez, desnudo, en medio de una llanura oculta por densos árboles, en medio de la nada, con un sol abrumador golpeándome en la cara, tal cual uno golpea la puerta cuando busca a alguien, entonces me levanté con un aire de resignación, un poco de ira y mucha incertidumbre…

…”Otra vez ese malnacido carnicero y sus torcidos festines nocturnos, me ha engañado otra vez, ese aquel, al que la gente teme gracias a sus pecados, ese que una vez hizo de mi carne el alimento de su alma, donde hoy mora y proclama libertad, el…. El liscano, el hombre lobo…


El Licántropo”

Confundido y lleno de vergüenza corro a buscar algo de vestir, pero el monte ofrece cuanta necesidad vital tenga a excepción de esa, entonces sin saber que hacer, con el temor de que alguien aparezca y me vea así me meto corriendo en el monte, sintiéndome como un aborigen que tal vez un día transitó por este mismo bosque.

Aborigen y sus Deidades

El otra vez, o sea yo, o sea, hijo de mis generosos y bondadosos dioses, que protegen mi vida, junto la de mi familia, junto la de mi tribu, mirando cada una de mis obras en honor a ellos y a su amor por mi, entre todos con sus formas animales veo que curiosamente aquel que debería ser un chacal, mas bien se ve un poco regordete, una mirada mas maliciosa, un porte mas imponente, pero es un tipo de chacal que jamás había visto, ¿Cómo lo hice?, y es el único que no recuerdo como lo tallé, sin prestar mas atención me dispongo a mi labor diaria de buscar alimento, junto a mis camaradas, sigilo, paciencia, precisión, es un juego bastante interesante, en el que se compite con la vida, y en medio de la selva, sombras van, sombras vienen, sin garantizarnos un éxito, seguimos buscando, hasta alejarnos lo suficiente de la aldea para responder a una ofensiva de alguna tribu enemiga, el hambre empieza a acosar al interior de nosotros, pero sin darle mucha importancia seguimos nuestra búsqueda “SHHHHHHHHH!!!!”…

…El mas mínimo ruido y ahí si no conseguimos nada, la bolsa de viandas hace un ligero ruido, si quiero victoria, debo despojarme de mis raciones, solo dejar mi cuerpo y sus extensiones, un miembro o extremidad mas que es mi lanza, escondemos muy bien la comida, puede ser incluso una trampa para conseguir éxito y nos alejamos de ella, buscando el la periferia de su escondite, de pronto!, un fara pasa veloz por entre nuestras piernas, sin pensarlo, de puro instinto, lo atrapo con mi lanza, pero tendríamos que esperar unos 5 o 6 mas para asegurar el alimento de todos. Sin éxito alguno pasa el tiempo y nada, escuchamos un ruido que proviene de nuestra comida escondida y con gestos de alegría nos volvemos hacia ella y sigilosamente nos aproximamos, es un chacal, bastante pequeño y delgado, no sirve por ser un animal sagrado y por no tener tanta carne, sin embrago debemos asumir que el se coma nuestras raciones como un acto de ofrenda a nuestros dioses, seguido de desenterrar nuestra olora comida se la lleva y acto seguido a este, nos ataca un hambre descomunal, quizás porque lo que teníamos para comer ya no lo tenemos, quizás porque ese animal va a comer y nosotros no, solo tenemos un fara para compartirlo con 10 familias, mientras mas buscamos damos con un valle lleno de un fruto muy extraño, nuestra suplicante barriga nos sugiere dicho fruto.

¿Pero habéis visto que fruto mas raro?, sabe raro, huele raro, se siente raro, entonces caímos en cuenta, estos frutos son de una tribu vecina, que los ha envenenado con el dios sapo para destruirnos, incluso producía una sensación muy fuerte como la que produce el olor del veneno de sapo cuando lo inhalamos. “Estamos perdidos, adiós a nuestro linaje”, uno de mis camaradas me escuchó y empezó a reírse, de tal forma que me daba miedo, parecía cuando el dios lluvia se reía, de pronto volteo y otro camarada empieza a pedirle perdón a una roca, cuando me doy cuenta aquel fara que maté se empieza a quejar como un anciano, dice que yo lo llevo incómodo, que le duelen las patas y que quiere beber nuestro jugo divino, regalo del maíz, para olvidar el dolor, así como los ancianos borrachos de la tribu. Sin importar yo solo lo escucho y dejo que el tiempo fluya como el gran río, me empiezo a perder de mi mismo hasta que la noche cae, siempre fue de nuestro temor y superstición estar en la noche en la selva. Sin importar cómo reaccioné y desperté de un confuso letargo a mis compañeros, y decidimos ir a casa con las manos vacías, caímos en cuenta que estábamos muy lejos del caserío y decidimos apresurar la marcha.

En nuestro retorno el bosque se hacía inmensamente infinito, estábamos al acecho y no encontrábamos una salida, cuando de pronto escuchábamos unas voces como de mujeres y hombres lamentándose, jamás había escuchado algo así, y en ese prolongado y sonoro AAAAAAAAHHHHH, sonaba otro seguido mas lejano como contestándole, con temor pensábamos que era la gente de la tribu que posiblemente habían sido atacados en nuestra ausencia y habían escapado al bosque, temerosos fuimos al encuentro con las voces, de pronto al aproximarnos sonaba un GRRRRRRRR, como cuando hierven las cañas de azúcar, de pronto en la inmensa oscuridad entre los árboles se ven parejas de luciérnagas fijas, como si nos estuviesen observando, cuando de pronto me pareció observar ese dios de mirada diabólica, saliendo de los árboles y atacándonos, salimos a correr, no podíamos entender por que los dioses nos hacían esto, éramos buenos guerreros, buenos esposos, buenos padres, buenos hermanos y siempre incluso ofrecíamos al primogénito de nuestros hijos en sacrificio para nuestros dioses, estos en cambio hoy nos atacan, mis camaradas empiezan a caer uno a uno, de pronto caigo y pierdo la razón, cuando despierto estoy en la aldea, recostado y al cuidado de mi esposa, no soporto mucho el dolor, estoy todo rasguñado y si mas me doy cuenta llevo un mordisco enorme en la cintura, la marca de los dientes es negra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario